A partir de este momento, como cada miércoles a las 13hs en punto, transmite la cadena nacional de emisores indignados.
Habla al país «el oyente solitario»
Señores pasajeros de este bondi a ninguna parte, buenas tardes. Soy, como la mayoría de ustedes seguramente, un busca más, alguien que sale cada día a tratar de vender lo que puede, lo que hace, lo que sabe o lo que consigue para sobrevivir. Un busca, argentino típico que se sube a trenes equivocados de los que se baja casi siempre a mitad de la noche en estaciones desoladas. Un riesgo que se agrava con el tiempo porque, como se sabe, los trenes funcionan cada vez peor. O no nos llevan adonde nos prometieron ir, o se incendian con cualquier chispa de bronca o, ya sin frenos, acaban estrellándose.
Pero hoy, directamente de la fábrica que inventó la democracia, les traigo a precio de saldo el mejor invento de los dioses para librarse al menos de la mufa que provoca, al cabo de los años, comprender que uno ha sido engañado nuevamente como un gil. O, si se me permite la expresión, como un boludo. O, peor aún, como un pelotudo.
Porque, señores, pasajeros, así se siente cualquier mortal cuando lo estafan o lo chorean, ya sea un punga en el colectivo, un vivo que vende fantasías o un político que subvierte con palabras de hoja afilada las esperanzas de la gente y las recorta en tiritas de decepciones o consignas sin sentido.
Así, por ejemplo, señores pasajeros, cuántas veces en estos años, les han tocado el corazón y el bolsillo con la palabra «patria» y cuántas más les han dicho que todo lo que se hace es por el bienestar del «pueblo» y de los compañeros «trabajadores». Dirigentes, funcionarios, sindicalistas, se llenan la boca y los bolsillos en nombre de la defensa de esos intereses. Una lucha que, al parecer, nunca termina, porque hace ya quince, veinte, treinta años que los mismos “compañeros”, desde un Cavalieri, hasta un gordo Lezcano, pasando por un Gerardo Martínez, que nunca trabajó de albañil pero ya sacrificaba gente del gremio de la construcción como informante de la dictadura, todos ellos siguen ahí, sufriendo por todos nosotros.
Y encima hay que reconocerles y agradecerles el esfuerzo, porque, claro, ?quién? , ¿qué grupo o persona, qué salvaje mercenario, podría oponerse a nada cuando se trata de defender los intereses del pueblo, de la patria o de los trabajadores?
Así, la vida pasa a toda velocidad por las ventanillas de este tren. Y en el viaje uno pasa también, de joven adherente a convencido sostén adolescente, a adulto ligeramente desilusionado, a mayor completamente descreído y de ahí a putear, a sentirse un gil, un boludo y finalmente un pelotudo. En un ciclo que se repite. Una vez. Y otra vez. Y otra vez. Y otra vez.
Pues bien, señores pasajeros, directamente desde Grecia, aprovechando que ellos están ahora de liquidación, o liquidados como estábamos nosotros en los 90, les ofrezco el antídoto ideal contra la mordida de las serpientes políticas, aquí lo tienen, es “El hilo de la mentira”, como pueden ver un resistente hilo de nailon que además de registrar mentiras puede ser usado como fina tanza resistente si se decide ir unos días a pescar en el río revuelto de las declaraciones.
Y como si esto fuera poco, a los primeros compradores, directamente de fábrica, les regalamos la versión ácida del hilo para ser usada como líquido quitamanchas de la mierda que se va acumulando en nuestros oídos y en nuestra memoria.
Yo, el oeyente solitario, se los garantizo, y puedo dar una prueba de satisfacción por sus resultados. En menos de un minuto les reconozco, ya mismo, cinco mentiras actuales.
1) Mienten a la vez Clarín y el gobierno, cuando se acusan mutuamente. Clarín fue cómplice de todos los gobiernos para agrandar su poder, bajó línea, volteó ministros, hizo lista negra de actores, de políticos, atacó sin razones a quienes se oponían a sus intereses.
2) Pero los Kirchner eran amigos de Clarín cuando Néstor les aprobó la licencia de Multicanal y Cablevisión y contribuyó a fortalecer el monopolio que al que ahora denuncian.
3) Mienten los Kirchner ahora o mentían antes, cuando apoyaron la privatización de YPF
4) Mienten los Kirchner ahora o mentían antes cuando decían que Menem era el mejeor presidente de la historia
5) Mienten Guillermo Moreno y el Indec con el índice de inflación.
¿Y? ¿Qué me dicen? Y no es una virtud personal, no crean señores pasajeros que es un libreto estudiado, cualquiera sabe de estas mentiras. El problema es que uno no puede dedicarle todo el día al asunto de detectar mentiras. ¿Cómo hace un ciudadano común, un laburante, para leerse todos los diarios, escuchar todas las radios, mirar los programas de televisión, bancarse las cadenas nacionales, con el único propósito de registrar en su memoria a los que mienten para asegurarse de no volver a creerles. Estar todo el día ahí, sentado, diciendo: mentira, es mentira, mentís, ayer decías otra cosa, mentira, mentira, no te creo, hace diez años decías otra cosa. Sólo con un tipo como Aníbal Fernández, da para juntar un depósito de mentiras.
Así es como se entra en ese laberinto del que después no se sabe cómo salir, porque por una lado no se puede vivir recordando todas las mentiras, pero otro tampoco se pude vivir rodeado de falsos que nunca dicen una verdad.
Para eso, señores pasajeros, vengo a ofrecerles, casi por nada, el invento de los dioses, “el hilo de la mentira”
Cómo les decía, se trata de un secreto de los capos que apadrinaron el nacimiento de la democracia en la vieja Atenas. El nombre griego del producto, subtitulado en español como «El hilo de Ariadna» es importado y se comercializa en exclusiva en Argentina como «El hilo de la mentira» para no pagar derechos de propiedad intelectual y ofrecer así un producto al alcance del corazón sensible de la dama que intenta comprender y ayudar y también del puño cerrado del caballero, que quiere enfrentarse ya a la bestia.
Porque de eso se trata, señores pasajeros, de cómo entrar, y llegar hasta 2015, enfrentar a las bestias que controlan nuestro destino desde hace más de veinte años y lograr salir vivo del laberinto en el que nos meten constantemente.
Si me permiten abusar un poco más de su tiempo, quisiera recordarles que este producto de leyenda, en su versión original, está basado en sucesos mitológicos. En el prospecto que acompaña al rollito de lo que allá se llamó el hilo de Ariadna, el guionista, un tal Ovidio que al parecer era poeta, escribió una síntesis del argumento. Dice así:
En Creta reinaba el poderoso Rey Minos. Un día, éste prometió a Poseidón sacrificar aquello que el dios hiciera salir del mar, pero el toro blanco que salió era tan hermoso que Minos se negó a su sacrificio y se lo quedó en su rebaño.
Poseidón, enfurecido, hizo entonces que la esposa de Minos se enamorara del toro. Ella engañaba a Minos, se metía en una vaca de madera para poder curtir con el toro. Así fue hasta que quedó embarazada y dio a luz a un ser con cabeza de toro y cuerpo de hombre…
El Minotauro…un monstruo, una mezcla de Timerman y Debora Giorgi, así de feo
Tan avergonzado y temeroso estaba Minos de ese horrible ser, que mandó construir un enorme laberinto en el que hizo encerrar al minotauro. En cada novilunio había que sacrificar un hombre para darle de comer. Si no cumplían y el bicho se queda con hambre, amenazaba con salir a matar gente. Seguramente se proponía apretar jueces, mandar a la afip, cosas jodidas
Vayan tomando nota, señores pasajeros. Tenemos hasta ahora en esta historia, un laberinto del que cuesta mucho escapar y una bestia a la que, si no se le ofrecen sacrificios, sale y te destruye todo.
Bueno, sigo….
Un día, el Rey Minos, que ya había sido engañado por su mujer con el toro blanco del que nació el Minotauro, recibió otra trágica noticia: su hijo acababa de morir asesinado en Atenas. Minos clamó venganza, reunió a su ejército y lo envió a Atenas para iniciar el ataque. Atenas, al no estar preparada, no pudo ofrecer resistencia y solicitó la paz. Minos, con severidad dijo: “Ta bien, pero con una condición: cada nueve años, Atenas enviará siete pibes y siete doncellas a Creta para entregar al Minotauro y pagar así la muerte de mi hijo”.
Sólo podría salvar a sus compañeros y librar de la condena a Atenas aquél que lograra matar a la bestia y salir del laberinto. Una hazaña aparentemente tan imposible como hacer una denuncia por corrupción, que el juez sea Oyarbide y que el acusado vaya en cana.
Pero como no hay relato de miedo que logre el control eterno de la historia, Teseo, el hijo único del rey de Atenas, ofreció su vida por la salvación de la ciudad.
La prisión de Creta, donde Teseo y los otros jóvenes fueron alojados como prisioneros, lindaba con un jardín donde retozaban en minifalda las hijas del Rey Minos. Una se llamaba Ariadna y la otra Fedra. Un guardia que estaba harto de ver morir pibes, le avisó a Teseo que la minita quería transar con él y ayudarlo. Recaliente, por la situación y recaliente con Teseo, Ariadna le dijo: “Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el Laberinto ata el extremo a un palito, después lo vas desovillando por el camino, poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida”.
La minita, Ariadna, era más rápida y ligera que Diana Conti para acomodarse en todos los gobiernos.
Y resultó nomas. La eficacia del producto quedó probada porque Teseo, alzado y caliente como estaba, llegó al centro del laberinto, se le animó al monstruo y le clavó el arpón, la espada hasta el cuello. Después, retomó el hilo y salió de ahí ganador, ancho y gordo como Lilita Carrio después de ser entrevistada por Morales Sola y Mariano Grondona a dúo.
La historia sigue y termina mal para los novios, Ariadna y Teseo, porque los griegos también inventaron la tragedia y no se bancan los finales felices.
Pero lo cierto es que el truco del hilito funcionó y se convirtió en una fábula ejemplar.
Y en producto, señores pasajeros. En un producto importado por la ong argentino griega «teseo el asiento» que se comercializa en bondis, sin intermediarios que remarquen el precio, exclusivamente para pasajeros que ya han tomado todos los trenes ideológicos que se ofrecieron y no han llegado a ninguna parte.
Como no caballero, en cuanto termino la demostración estoy con usted.
Porque, señores pasajeros, no quisiera ofrecerles el producto sin que ustedes puedan comprobar que efectivamente cumple con lo que promete ya desde su nombre: el hilo de la mentira.
Observen, miren mis manos, presten atención. Se toma la cajita, se saca el producto, el hilo de la mentira y se lo enrolla a una de las manos así como hago yo, a la altura de la muñeca, dejando sólo un extremo colgando. Y eso es todo.
En adelante lo único que hay que hacer es ir anudando las mentiras que se escuchan a diario y que cada uno puede registrar en su memoria, según su criterio de verdad. Es decir, si la acepta como lo que es, una mentira, o la justifica por alguna razón.
Hagamos la prueba con algunas que sepamos todos. A ver…
Señora, si usted, por favor, podría decirme si usted nota que aumentaron los precios de todo: ?sí? bien. Coincidimos entonces en que mienten con el índice del Indec. De acuerdo, entonces tomamos el extremo del hilo de la mentira y hacemos un nudito.
Es sencillo, ?no? Un nudito por esta mentira, un nudito más cuando te cuenta que ella es de clase media, un nudito más cuando te dicen que el que gana cincuenta dólares al mes es de clase media igual que ella, que tiene más de 80 millones en el banco y cobra 100 mil al mes. Un nudito más cuando acusan a otros de interesarse sólo por los dólares y vos recordás que él se compró dos millones de dólares justo antes de que aumentara el precio, y un nudito más cuando habla Abal Medina, y varios nuditos más cuando hablan Randazzo, Tomada, Anibal Fernández. Y así…con todos, con los que sigan, como en el tuiter.
La suma de nuditos hechos en su hilo de la mentira, siempre enrollado a la mano y conectado por wei fai a la memoria, los mantendrá alerta frente a cualquier nueva mentira que aparezca como supuesta verdad. Si tienen dudas, si suena una alarma, miran el rollito, la suma de nuditos, recuerdan, sonríen y se dicen: no te creo, me mentiste antes, porque debo creerte ahora.
Apoyaste la privatización de Ypf y me querés vender ahora la nacionalización en nombre de la patria, no te creo.
Me vendiste a Menem como el mejor presidente de la historia y ahora son culo y bombacha otra vez, no te creo.
Me vendiste a Moyano y ahora los dos se denuncian, no les creo
Me vendiste un modelo nuevo que era viejo y usado y la gente se sigue muriendo en los trenes, no te creo.
Y así, nudito a nudito, decenas de nuditos, cientos de nuditos, miles de nuditos que tocamos a tientas, a ciegas, como abalorios, como cuentas de un collar, como huellas de pasos perdidos que recuperamos, que desandamos y que nos sacan de las sombras del laberinto cotidiano y nos regresan a la entrada, a algún comienzo, al lugar donde nos perdimos, a la infancia tal vez, a la palabra de nuestros honestos viejos, pasajeros también de ese tren en el que todos juntos, iniciamos el viaje a una vida que debía ser mejor que la que llevamos.
Porque, señores pasajeros, el hilito de la mentira sirve también para recordarnos, al final de las cuentas de nuditos, que nos han mentido mucho porque hemos aceptado mansamente que así fuera, pero también sirve para comprender que todo sigue estando ahí, a la mano, queda mucho hilo en el carretel y somos mejores, siempre somos o podemos ser mejores que la vida que estamos llevando si nos proponemos cambiar.
Si uno cambia, todo cambia.
Y sigo entregando, ya voy, ya voy, no se impaciente. Sigo entregando, directamente desde Grecia, «El hilo de la mentira»
Para los primeros pasajeros interesados entrego también, a modo de promoción y sin costo adicional, la versión líquida del hilo. Con una gotita del producto, como les dije, se quitan las manchas de tanta mierda. El ácido crítico disuelve los textos confusos de intelectuales de ocasión, obliga a pensar por sí mismos a los que se atreven, y de paso limpia y desinfecta de mensajes tóxicos, rellenos de palabras como patria, trabajadores, pueblo o revolución, los caños del cerebro y las conexiones pluviales de los oídos para que desague la inundación de televisión y basura.
Quien más, quien más…sigo entregando, ya voy, ya voy…si quiere salir del laberinto, si de verdad está dispuesto a que, al menos, no le mientan más o a dejarle de creerle a los que tanto han mentido, este es su producto…
.Y si llaman ya a la radio, les cuento por el mismo precio el final de la historia de Teseo y Ariadna